Estando cerca de las parteras siempre me preguntaba cuando llegaría el momento de escuchar sobre el miedo, el dolor o la muerte. Estos son elementos que no se pueden separar de la experiencia misma de vivir. El dolor no es algo que se pretenda ocultar con el parto humanizado, en mi opinión, lo que hay, es una aceptación y apertura a sentirlo, desapego que da la certeza de que todo pasa y cambia. Es ver el dolor sin miedo a experimentarlo, atravesarlo y dejarlo atrás. Desde mi lente pensaría que las mujeres que he visto parir no han tenido dolor, pero cuando les pregunto me han que confirmado que sí lo sintieron. Pero se entraron sin temor. Es parto de alguna forma es soltar la necesidad de controlar, es abrirse olvidarse de sí misma y fluir.La relación entre vida y muerte es innegable, en el parto está presente. Por un lado hay una relación un poco metafísica, dónde se dice que la mujer muere un poco en sí para dar vida a una mujer madre. Y por otro lado la posibilidad de muerte que implica una experiencia tan profunda como el parto o cualquier experiencia mediada por la vida. Las parteras hacen acompañamientos muy responsables con seguimientos desde los primeros meses de embarazo para conocer el proceso de la mujer, así como conocer sus procesos emocionales. Así logran una comprensión integral de la mujer que van a acompañar.